Sin darme cuenta
Salí a la vida y lloré.
Sentí una caricia y me calmé.
Crecí en la calle y aprendí.
De la belleza y la música me entusiasmé.
En la aventura de la noche me apasioné.
Con las miserias de la vida me decepcioné.
De la mirada del que pide me pregunté.
Del sufrimiento no se que hacer.
Vi el brillo en tus ojos y los miré.
Oí la música de tu voz y la escuché.
Sentí tus senos y estremecí.
Dejaste tu puerta entornada y entré.
Las hojas del otoño contemplé.
La vereda que marcaban recorrí.
El tiempo pasaba y le acompañé.
Los amigos se fueron y recé.
Las piedras del camino superé.
El frío del invierno soporté.
Sin darme cuenta, sin darme cuenta.
Sin darme cuenta, me iré.
Chema
Menéndez
Gracias por un poema tan inspirador. Llevo años trabajando en cuestiones relacionadas con tercera edad, mayores y residencias geriátricas.
ResponderEliminarCreo que cualquier iniciativa para reivindicar el respeto por aquellos mayores a quiénes les debemos todo és positiva.
Aquí veo una clara.